Los motores hidráulicos son actuadores mecánicos que convierten una corriente o flujo hidráulico en una fuerza de torsión, con desplazamiento angular (rotación). En realidad, están diseñados para un funcionamiento inverso de las bombas hidráulicas y son usados porque entregan una efectividad bastante grande a velocidad de giro menor, comparándolos con los motores eléctricos. Si bien, los motores hidráulicos se encargan de transformar la energía cinética de cualquier fluido en energía mecánica rotativa, esta es aplicada mediante un eje mecánico.

Los motores hidráulicos aparecieron por diversas necesidades en la antigüedad, y la primordial siempre fue abastecer de agua las poblaciones, utilizando mecanismos que perpetuaban su funcionamiento a través del flujo de agua de manantiales y ríos.

En la actualidad, existe una gran variedad de usos para los motores hidráulicos, como tornos autopropulsados, trituradoras de coches, torres de perforación, zanjadoras, motores de vehículos militares, transmisiones de grúas, etc.